¿Los grandes Entrenadores son mejores observadores que instructores?. La enseñanza es, en cierto modo, un mito. La mayor habilidad se aprende, más de lo que se enseña. Y el gran Entrenador se da cuenta de esto.
El Entrenador presenta al Jugador un contenido-concepto y le permite familiarizarse con él. Lo lleva a la pista de juego y le permite echar un vistazo a su alrededor. Con la voluntad, la autonomía, la espontaneidad y la confianza adecuadas, el Jugador practica sobre el terreno, visitando los espacios y su distribución. Su cerebro desarrolla una idea de los límites, de las zonas y cómo moverse dentro junto a los compañeros y contra los rivales. Con el tiempo, el Jugador aprende a desenvolverse dentro y jugar inspirado, tranquilo.
Esta es la forma en que se desarrolla la habilidad.
La gran mayoría de la instrucción que prevalece consiste en llevar al Jugador de la mano. Tirar de él, llevarlo a todas partes y definir sus características. Mostrándole cómo caminar, demostrándole la longitud de la zancada y la velocidad de los recorridos. Se instruye al Jugador para que replique «modelos».
Existe un gran problema con esta orientación. La atención del Jugador debe estar en la información y, sobre todo, en el significado de esa información. Su enfoque estará en la forma y en su lugar dentro del movimiento.
El gran Entrenador no busca el momento perfecto para enseñar, sino el momento perfecto para retirarse. De vez en cuando reaparecerá, no sólo para instruir, sino para mejorar la comprensión del Jugador. Porque su impulso-avance, o la falta de él, no depende tanto de su dominio del movimiento, sino del dominio de su comprensión del concepto detrás del movimiento. A medida que se refina la comprensión del Jugador, su movimiento mejora y evoluciona.
El Entrenador es, por tanto, una tercera rueda, por así decirlo. Debe facilitar información, pero no demasiada. Y no ser un obstáculo entre el Jugador y los contenidos-conceptos.
Una vez que el Jugador se apropie de algo, lo dominará. Al hacerlo suyo, trasciende la instrucción. Su habilidad se convierte en una parte inseparable de él.
El aprendizaje comienza cuando la enseñanza se detiene. ¿Nos damos cuenta de esto?
«La enseñanza es más que impartir conocimiento, es inspirar el cambio. El aprendizaje es más que absorber hechos, es adquirir entendimiento». William Arthur Ward.
«El trabajo del educador es enseñar a los estudiantes a ver la vitalidad en ellos mismos». Joseph Campbell.
«No hemos enseñado hasta que han aprendido». John Wooden.