Entrenar (educar) puede ser un acto de entrega y dedicación, una profesión, una afición, una vocación admirable, a la vez que extenuante (exige mucha energía). Las exigencias propias y las del «entorno» no deben hacernos perder ni una gota de sensibilidad y humanismo.
Formar a los que forman, educar a los que educan, ver en nuestro interior tiene, en este momento, dos prioridades en las que indagar: la personal y la instructivo – didáctica.
«No es posible transmitir aquello que no se vive, ni es sencillo transmitir educativamente lo que se vive». (Fundación Edelvives – Curso «Ser en ti»).
Aprender a crecer como personas y entrenadores desde la experiencia y la práctica, para saber conducir el crecimiento de Jugadores-as (que también nos enseñan).
Nuestras herramientas:
- Tomar los trabajos difíciles: La capacidad de realizar tareas difíciles gana el respeto de los demás muy rápidamente.
- Esforzarse en la «oscuridad»: Si das lo mejor de ti en la «oscuridad», el ego generalmente no es un problema.
- Ponerse en la línea: No puedes jugar seguro y destacar al mismo tiempo. Si vas a arriesgarte, tienes que ponerte en línea.
- Actualizar la práctica, el entrenamiento y la educación en el Juego.
- Ofrecer visión, materiales, instrumentos y códigos de descubrimiento – aprendizaje – interpretación de la realidad que aumenten la confianza del Entrenador.
- Ser conscientes que es posible aprender para incrementar la comprensión cerebral.
- Mejorar la competencia emocional, introspectiva y empática del Entrenador.
- Descubrir la integración del Entrenador en el Equipo, en el Club y en el «entorno». ¿Unidad con todo y con todos?